lunes, 24 de septiembre de 2007

CARTA PARA NADIE

Desde que te fuiste, intento conservar cada trocito que me queda de tí a base de recuerdos. Hago un gran esfuerzo todos los días por recordar el tiempo que pasé a tu lado. Me entretengo rememorando pequeños detalles sin importancia que ahora necesito guardar como si de un pequeño tesoro se tratasen. No diré que los días han sido grises en tu ausencia pues, aunque el cielo ha llorado conmigo, un sol radiante ilumina hoy el cielo de Sevilla y aún se puede disfrutar de unas temperaturas sumamente agradables.

Me gustaría creer que en algún lugar piensas en mí y que a ti también te gustaría estar aquí conmigo, pero no puedo. Otros calman su pena de esa forma, pero para mí no existe consuelo posible. Sólo me queda resignarme a haberte perdido definitivamente, a recordarte tal como eras cuando estabas conmigo y desear con toda mi alma volver atrás y disfrutar de cada segundo en tu compañía. Hoy, sólo resta decirte adiós para siempre porque poco a poco me voy dando cuenta de que es cierto que ya no estás aquí cerca. Adiós a tu risa, adiós a tus chistes tontos, adiós a esa forma única de hacerme reir. Sólo me queda pronunciar aquellas dos palabras que no pude decirte antes de que te fueses: TE QUIERO.

ADIÓS niño grande, pues eso es lo que siempre serás. Nunca podré olvidarte, ni dejar de echarte tantísimo de menos. Sé que nunca imaginaste al marcharte lo vacío que se quedaría mi corazón sin tí, sé que no pretendías hacerme daño... Adiós.

jueves, 13 de septiembre de 2007

"WATIWÍ"

Me despierto creyendo que así terminará pero entonces es cuando recién empieza. Abro los ojos y el miedo me invade. Rezo mentalmente para que el teléfono no suene, para que el tiempo transcurra más lentamente, ya que no puede detenerse.
Todo parece normal y yo trato de que lo sea pero en el fondo sé que la función no durará para siempre. En algún momento del día caerá el telón y me encontraré sola en el escenario, esperando que apaguen las luces para poder soltar todo lo que llevo dentro: una lágrima por cada cosa que podría ser y no será, una por cada día que pasa sin que las cosas cambien, por cada minuto de espera cruel e insoportable.
Entonces suena el teléfono y alguien me llama para que conteste. Pero no quiero hacerlo, no quiero tener que escuchar otra vez lo mismo o algo peor. Quiero que todo se acabe de una forma u otra y eso me hace sentir tan culpable...
Es horrible. Lloras por quien se va, temes por quien se queda y otro día termina sin que haya ocurrido NADA.
09-09-2007