jueves, 11 de septiembre de 2008

TODAS LAS VENTANAS ROTAS

Hacer añicos los cristales y respirar aire fresco y sentir que existe algo más fuera de este sitio que me ahoga.
Quitar los marcos de las ventanas, arrancar las persianas de esta habitación lúgubre y que entre luz, que entre calor, pues se ha quedado helada.
Poblar cada uno de sus rincones oscuros y olvidados, ver cómo vuelve todo a la normalidad.
Todavía recuerdo cómo era todo: aún oigo las palabras que se dijeron, los abrazos que se dieron, las lunas que no vi.
Aún mis ojos guardan la imagen de esa estancia repleta de libros de muchas páginas, de cosas de color azul, de chicles de melón y fotos de algún lugar.
Aún despierto en esa habitación por las mañanas para comprobar con mirada atónita que está vacía: vacía de libros, de azules, de chicles y fotos, vacía de todo, vacía de mí.
Aún duermo sentada en el suelo, junto al marco de la puerta, esperando abrir cuando despunte el día y ver que todo sigue ahí.




Camino por las calles que una vez
guardaron mis secretos de niñez
y hoy no, hoy no, no los encuentro.

Algún ladrido rebota en la pared,
oigo llamadas de voces del ayer
y no, yo no llego a tiempo.

Hoy encontré todas las ventanas rotas
y vuelvo a ser un recién llegado más.
Todo ha cambiado y yo no me encuentro.

Las grúas de hierro destruyeron mi país,
sólo hay cemento, es el progreso gris.
Perdón, perdón, yo no lo veo.

Como un camión de paja mal tapado
dejé mi alma por todos lados,
se fué, se fué desmenuzando.

Hoy encontré todas las ventanas rotas
y vuelvo a ser un recién llegado más.
Todo ha cambiado y yo no me encuentro.

Y es que es verdad que el tiempo no te espera.
Hoy soy aquí sólo un extranjero más,
un inmigrante del desaliento.

M-CLAN - INMIGRANTE