sábado, 14 de julio de 2007

LA VIDA ES SUEÑO - CAPÍTULO IV

Le contempla desde el marco de la puerta y todo su ser anhela rozar su piel una vez más. Lentamente se acerca y besa con suavidad su mejilla, da la vuelta y se dirige al lado vacío de la cama, para tumbarse a su lado casi al instante. Con la mano izquierda acaricia su pelo moreno y le despeja la cara, mientras deposita un segundo beso en sus labios.
"Te quiero" -le dice en voz baja- y cierra los ojos para seguir soñando con él, mientras el sol se despide al otro lado de la ventana entreabierta.






Es inútil, no vale la pena,
en invierno el sol no calienta
sino que se congela
y cae a trozos sobre mí
y me raja el alma
que a grito mudo se queja.
Toneladas de tristeza,
mi mochila de cemento
y mi cabeza que no para de pensarte
y ¡cómo pesas!

Si no quieres escuchar, caminate...
Si no me quieres mirar, písame...
Aún puedo ser la acera donde tu perro juega
o aprovéchate...

Cómo una limosna me entregas
instantes de tu presencia
que me arranca mil sonrisas ciegas.
Un topo sé en tu indiferencia
que me mata dentro.

Y esos ojos ya no se tropiezan
ni tiemblan cuando estoy cerca, no.
Ahora bostezan y se van
no importa dónde...

Si no quieres escuchar, caminate...
Si no me quieres mirar, písame...
Aún puedo ser la perra que en tu olvido cogea
o aprovéchate...

Aquí me ves quemando margaritas a tus pies,
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés.
Y tú con tu boca en cualquier bar de copas
regalando besos, bebiendo la copa.
No ves mi derrota.
Mira, no ves mi derrota.

Tu cariño sale ya sin fuerza
como el cava en la botella
que lleva una vida abierta
y, patético, lo intenta.
No juegues, no mientas.

Nunca vi una mirada tan hueca,
tan vacía de ganas,
tan lejos cuando te acercas
y aun te ries cuando te sale mi tristeza.

Y la vida te dará lo que me das,
desde el barro quizás me recordarás
y te verás buceando en tus podridos charcos
y allí te ahogarás.

Aquí me ves quemando margaritas a tus pies,
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés.
Y tú con tu boca en cualquier bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa.
No ves mi derrota.

Duele la pena, duele la pena.
Me mata el veneno de esa viuda negra.
Duele la pena, duele la pena
y me está matando esa mujer.

Aquí me ves quemando margaritas a tus pies,
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés.
Y tú con tu boca en un bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa.
No ves mi derrota.
Idiota, no ves mi derrota.
Idiota...

IDIOTA - HUECCO

viernes, 6 de julio de 2007

LA VIDA ES SUEÑO - CAPÍTULO III

Sonriendo camina hacia la cama y al llegar le susurra al oído: "ya estoy aquí".
Tratando de no hacer ruido se acerca a la ventana y deja una rendija abierta, para dejar pasar el aire fresco de la noche.
Vuelve a la cama, se tumba a su lado y rodea su cintura con el brazo derecho, al tiempo que posa un suabísimo beso en su frente. Le acaricia la mejilla y mirándola se sume en un profundo sueño.




Esta mañana

ya no me acordaba
cómo tocaban mis dedos
esa guitarra que era
para mí tu cuerpo.
Ya no me acordaba lo que sentía
cuando acariciaba tu pelo.

Ya no me acuerdo
si tus ojos eran marrones o negros,
como la noche o como el día
que dejamos de vernos.
Sólo recuerdo que llovía y que quedamos
en la parada del metro.
Pero haciendo un gran esfuerzo,
aún veo tu mirada
en cada espejo de cada ascensor
donde cada noche
me sube hasta el cielo
de moteles invernadero,
donde se jura algo tan efímero…

Ya no me acuerdo
ni de tu risa,ni de tu prisa
por darme un beso.
Ni qué botón de tu camisa
desabrochaba primero.
Ni qué rumba me bailabas
cuando querías robarme el sueño.
Dicen que el tiempo y el olvido
son como hermanos gemelos,
que vas echando de más
lo que un día echaste de menos.
Yo qué culpa tengo
si ya no me acuerdo.
Pero haciendo un gran esfuerzo,
aún veo tu mirada
en cada espejo de cada ascensor
donde cada noche
me sube hasta el cielo
de moteles invernadero,
donde se jura algo tan efímero
y tan eterno.

Ya no me acuerdo.
Ya no me acuerdo.

YA NO ME ACUERDO - ESTOPA